Este descubrimiento ha vuelto a poner patente una realidad escalofriante en la India, y es que este tipo de operaciones son más frecuentes de lo que se cree,
especialmente en esta ciudad, donde proliferan las clínicas y hospitales dedicadas a ello. El bajo coste de la cirugía y la laxitud de las leyes redoblan las facilidades para aquellos padres que quieran cambiar el sexo de su bebé, para convertirlo en chico.
En el fondo, no deja de ser una de las técnicas que emplean muchas familias indias para evitar la "desgracia" de tener una hija, que conlleva el pago de la dote y demás costes de matrimonio. Para evitarlo muchas familias recurren al feticidio femenino –selección de los abortos-, o al abandono directo del recién nacido si este resulta ser una niña. Por todo ello, la India se ha convertido en el segundo país en disparidad entre niños y niñas en todo el mundo, sólo por detrás de China.
Tal y como ha indicado el presidente de la Academia India de Pediatría de Indore, además de acarrear traumas irreversibles a los bebés al someterlos a un cambio de sexo, esta intervención tendrá implicaciones a largo plazo. "El bebé no va a crecer con una influencia hormonal normal, lo que va a conducir a su infertilidad y su impotencia" aseguró, aclarando, que las niñas a las que sometan a una genitoplastia no se desarrollarán como niños.
La Comisión Nacional para la Protección de los Derechos del Niño ha ordenado al gobierno de Madhya Pradesh que investigue estas denuncias, y su resultado será difundido dentro de quince días.
